yoga.

Marzo de 2007. Anochece en Las Cañitas. En un segundo piso, dentro de un monoambiente, una chica de 26 años, decide encenderse uno que le quedó por la mitad de otro día.
Y empieza a flashearla.
Primero se acuesta y siente la gravedad de su peso sobre el colchón. Hasta se "mira" desde arriba.
Después, parada frente al espejo, cobra conciencia de sus problemas posturales. Toca su coronilla y se da cuenta de que más que al techo apunta hacia adelante; que los hombros están caidos, que la columna hace un rulo ahí atrás, que las rodillas se miran entre sí.
Comprueba su esquema corporal una y otra vez, durante al menos.... 2 horas? No puede saberlo a ciencia cierta.
Toma una decisión. Pero por las dudas a la mañana no recuerde nada de todo eso, toma una hoja gigante de las que se usaban para imprimir las páginas de la revista donde trabajaba, y con un fibrón rojo y mayúsculas escribe:

EMPEZAR YOGA

Al día siguiente, al despertarse, va hacia el centro Ananda Yoga de la calle Lacroze, donde comienza a tomar clases; primero suaves, después fuertes que continúa durante casi 2 años.

Entre tanto, Anita le consiguió un mat, y Noe le regaló una almohadilla de lavanda.



Se compró un libro en Barnes & Noble con rutinas de yoga, y practicó una y otra vez: en su casa y en cada viaje. Así fuera Mar del Plata, Brasil, Nueva York o Italia. Hasta se anotó en unas clases gratuitas de Swasthya Yoga con su novio Pablo, que daba el centro deRose en Recoleta. (Fueron 2 veces).
Siempre dice que eso es lo mejor que tiene el yoga: es la más portátil de las prácticas físicas. Sólo necesitás tu cuerpo, tu saber y un poco de tiempo. Ni siquiera "calzado adecuado" como suelen jactarse los atletas.
Asegura también que de todas las modas -como la de los anteojos de milico de los ´70, por ejemplo- es la que más celebra: ojalá todo el mundo practicara un poco de yoga! El mundo sería más lánguido y los señores Bayer y Bagó morirían de hambre.

Los problemas posturales se fueron borrando. Hoy lo usa cuando necesita relajarse y/o conectarse con sí misma. Para el desenchufe total está la natación, y cuando hay que descargar, una buena corrida por Palermo. También le resulta sumamente útil poder practicarlo un ratito antes de salir hacia la oficina, o cuando se colgó varios días sin hacer deporte y necesita estirarse. Como el otro día en la playa:



Y losqueaman, se llevan con el yoga? Poquito, mucho, nada? Cuenten!

Pd: Nótese que a la autora no la atacó el síndrome Maradona. La 3ra persona fue el modo más a mano para contar la primera escena sin morirse de la vergüenza.
pd2: Después de la escena embarazosa, y sin proponérselo, la autora sólo dio una pitada humeante hasta la fecha. Casualidad? Probablemente!